En este trabajo vamos a hablar de la cabra payoya una raza típica de la Serranía.
La cabra payoya o montejaqueña es una raza caprina originaria de la Sierra de Grazalema y de la Serranía de Ronda. Su nombre se debe al gentilicio popular de Villaluenga del Rosario y al de Montejaque, municipios que se consideran cuna de la raza. Está catalogada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación como Raza Autóctona de protección especial.
Sus proporciones son alargadas y tiene cuernos dirigidos hacia atrás y abiertos en las puntas. Presenta una gran diferencia entre el mayo y las hembras, con un peso que varía entre los 70 y 90 kg. en los machos y los 50 y 65 kg. en las hembras. Su pelo es corto y presenta capas policromadas. Son animales altos y largos, lo cual refleja la selección que han hecho los ganaderos buscando un formato de animales que les permitiera el aprovechamiento de pastos en zonas difíciles de la sierra. Los machos tienen barba, mientras que las hembras a veces tienen perilla. Ambos suelen disponer de mamellas (apéndices largos y ovalados que cuelgan del cuello de las cabras). Las mamas de la cabra tienen forma de bolsa, con grandes pezones divergentes dirigidos hacia delante y afuera.
La Cabra Payoya ha sido tradicionalmente explotada en la zona del actual Parque Natural Sierra de Grazalema y Serranía de Ronda, existiendo actualmente núcleos en gran parte de los municipios que constituyen la Ruta de los Pueblos Blancos de la sierra de Cádiz, zonas de gran valor natural, extendiéndose a Ronda y municipios colindantes, donde la repercusión económica de la cabra es muy importante para el sector primario en general y sobre todo para el sector ganadero, ya que esta ganadería aporta un alto porcentaje a la renta total de las familias.
La Raza Caprina Payoya es, por su sistema de explotación fundamentalmente extensivo y semiextensivo, donde los recursos de pastos aportan la parte más importante de la dienta. Las cabras aprovechan los pastos espontáneos, rastrojeras y los campos sembrados específicamente para el consumo de las cabras. Se trata de un tipo de ganadería que se desarrolla en armonía con el medio que ocupa, contribuyendo así al mantenimiento tanto paisajístico como poblacional de unas comarcas de un alto valor natural, pero de condiciones climáticas duras y de orografía montañosa.
Nos encontramos ante un tipo de ganadería que se adapta perfectamente a la idea de un desarrollo sostenible del medio rural, con una producción de alimentos de calidad. Manejada de forma racional contribuye a la conservación y mantenimiento de las zonas de monte.
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